5 preguntas a Ale Paul

Detrás de ese pequeño dibujo que se convierte en una letra, detrás de esas letras que se tipean o trazan y forman palabras… hay personas, cuerpos creativos que las diseñan y las imaginan antes de que se impriman en tu Mac. Alejandro Paul es uno de esos artistas de letras, y uno de los fundadores de Sudtipos, el primer colectivo tipográfico de Argentina. Sin dudarlo, orgullo nacional. Sus tipografías expresan la magia de la creación, la belleza del trazo y la realidad de una búsqueda constante que convierte y transforma hasta dar en la tecla, hasta encontrar el detalle único e irrepetible. Un lujo que nos dimos y compartimos en cinco preguntas:

 

Para quienes desconocen ciertos detalles creativos, ¿qué se pone en juego a la hora de diseñar una tipografía original y única?

Primero hay que distinguir entre diseño de tipografías de caligrafía, “lettering” o “doodling tipográfico”. Es muy común escuchar llamar a todo con el mismo nombre y la gente cree que hacer un poster con letras es crear una tipografía. En mi caso, el proceso de creación de una nueva familia tipográfica involucra una investigación histórica, un estudio mínimo del mercado y sus necesidades, y a partir de ahí evalúo la posibilidad de experimentación – que es lo que más me seduce-.  Suelo trabajar en tres o cuatro proyectos en simultáneo, y a veces los abandono por un tiempo, años quizá, para retomarlos con otra mirada. A la hora de diseñar una tipografía me propongo pequeños desafíos con imaginarios disímiles (desde un casamiento a un tatuaje). Me planteo problemas de diseño y busco su solución desde una nueva tipografía. Es muy difícil encontrar originalidad cuando las formas de las letras ya están establecidas. Por eso, los que diseñamos nos movemos dentro de variables de estilo y buscamos la originalidad en un detalle particular.

Hoy en día hasta los bares más minúsculos tienen pizarras con frases inspiradoras y tipografías realizadas a mano alzada. ¿Qué opinión te merece el boom del lettering?

Son modas. Las letras dibujadas en las pizarras pueden estar bien o mal hechas. En algunos casos pueden crear cierta identidad y aportar al diseño general del lugar, pero no son definitorias. Los pubs ingleses tuvieron siempre un excelente diseño de pizarras. Hoy se masificó el recurso, y se terminó agotando. Todo parece lo mismo y no reconocés si es un bar, una peluquería, si venden cerveza o es una carnicería. Vivimos en tiempos de Pinterest mezclados con Jodorowsky.

Como “Steak”, muchas de tus creaciones tienen un tinte nacional. ¿Creés que es fundamental poder interpretar la localización geográfica como un pilar de las tipografías?

Steak es parte de una serie de tipografías (Fan Script, Candy Script, Buffet, Whomp y Storefront) que homenajean al “Sign Painting” – uno de los oficios relacionados a las letras- . La idea de “lo porteño” creo que pasa por la asociación con estilos como el fileteado porteño. Creo que Steak tiene cierta nostalgia porteña o popular. A mí particularmente me cuesta encontrar esa asociación en mi trabajo, pero es algo que me sucede todo el tiempo acá y en el exterior. Creo que con Sudtipos fuimos el primer colectivo argentino que se tomó en serio este trabajo de diseñar tipografías. Y esa mezcla de cierta ignorancia y caradurez argenta puede invitar a generar cierta impronta. Sin embargo, cuando veo mis tipografías por todo el mundo, jamás pienso en que se ve “argento”. Desde mi lugar no trabajo pensando.

La tipografía es uno de los recursos de diseño más pirateados. ¿Cómo impactan en tu trabajo el plagio o la copia?

Hoy en día todo el mundo tiene acceso a un software para digitalizar tipografías, pero eso no alcanza. Antes se necesita tener una idea. Saber que no tenés que pagar un software es algo que está naturalizado y surge la comparación con las películas o la música. Pero en el caso de las tipografías, se suelen utilizar para realizar diseños por los que después se cobra y  creo que es ahí donde está el problema. Existe la posibilidad de utilizar tipografías gratuitas, hay de mejor y de peor calidad y un buen diseñador sabe reconocerlas. Me preocupa más el dumping tipográfico: la gente que copia ideas comerciales exitosas y las publica a precios muy baratos.

Cuando te piden trabajos con lineamientos definidos y específicos, ¿cuáles son los encargos que más te entusiasman?

Me divierto jugando con lo histórico, logrando algo que funcione en un contexto de 200 años de diferencia. Que lo que fue pensado para connotar excelencia en un diploma, hoy pueda ser usado en la identidad de un sello de música. Me encanta romper las estructuras que definen el uso correcto de las cosas. También me seduce comenzar un diseño nuevo: pensar en cómo lo voy a comunicar, con qué artista voy a colaborar y cómo puede surgir algo original de esa colaboración. Trabajo con clientes particulares cuando me interesa el proyecto, si no prefiero ser mi propio cliente. Esta fue una de las razones por las que nunca volví a ser diseñador gráfico.

#5Tipos5Historias

 

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Piel Script
La diseñé inspirado en la gente a la que le hacen tatuajes tipográficos horribles. El desafío fue pensar que la imprenta es un humano (el tatuador), que la piel es el papel y que la tinta reacciona diferente en cada caso. Intenté jugar combinando el error y la búsqueda de una personalidad.

 

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Burgues Script
Fue el diseño que más satisfacciones me dio. Hace unos años Matthew Carter, que para mí es como un Dios de la tipografía (creador de Verdana y Georgia, entre otras) la propuso para que se utilice en el suplemento de moda de la revista del New York Times.

 

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Brownstone
La gente siempre me pregunta por qué siempre hago letras “script” y la Brownstone es mi reacción a eso: es una tipografía Sans, pero totalmente decorativa.

 

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Rolling Pen
Cumple mi fantasía de realizar una tipografía en neón. Es completamente monolineal y presenta muchísimas alternativas.

 

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Semilla
Mi disfrute fue el de crear un sello discográfico inexistente junto a un fotógrafo francés, y darle vida a unas tapas de disco que me hubiera gustado diseñar. El proyecto fue publicado en la revista inglesa Creative Review.

 


 

 

 

 

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