En medio de un campo de trigo en el camino entre Madrid y Barcelona, cerca del Parque Natural de las Bardenas Reales, nos encontramos con el hotel Aire de Bardenas, un espacio donde el desierto, el sol, el diseño y la arquitectura, pero sobre todo, el aire, confluyen.
El edificio, diseñado por el estudio Emiliano López Mónica Rivera Arquitectos, se desarrolla en planta baja con 22 habitaciones, 13 de ellas con jardín privado. La estructura del edificio es de acero y toda la construcción se realizó en seco excepto las soleras de hormigón. El hotel se presenta así como una construcción ligera, desmontable, asociada a las construcciones agrícolas que se encuentran en la zona.
Desde el exterior, el edificio busca fundirse con el entorno. Cajas que habitualmente son utilizadas en la zona para recolectar y transportar fruta y verduras, rodean el edificio formando la fachada principal del hotel. Se utilizan como cerramientos y rompevientos para los espacios exteriores del hotel ya que detienen el viento pero permiten el paso del aire, no necesitan cimientos ni fijaciones y son fáciles de mover.
El resultado es un espacio abierto, lleno de “aire”, con ventanales teleféricos cuadrados que miran a diferentes sectores del hotel, dándole un aspecto moderno, limpio y elegante.
Además, el hotel cuenta con 6 “burbujas”, habitaciones inflables que se habían montado en un momento de extrema ocupación del hotel pero que quedaron por su enorme popularidad. Dormir ahi, gracias a su ventanal esférico, te permite ver las estrellas a la noche y disfrutar de una experiencia similar a un acampe de lujo.