En la continuación de la calle Sarmiento se impone, como todos los días, la inmensa entrada del Centro Cultural Kirchner. Aquel edificio, que supo ser durante años el Palacio de Correos y Telecomunicaciones de la ciudad de Buenos Aires, recibía la primera fecha del MUTEK Argentina. El festival –proveniente de Montreal– dedicado a la promoción de la música electrónica y las artes digitales, se lleva a cabo en Argentina del 22 al 24 de septiembre en 3 locaciones distintas (CCK, Crobar y el Centro Metropolitano de Diseño).
Uno de los platos fuertes del viernes fue sin dudas la presentación del dj y productor argentino Jonas Kopp, junto a las visuales de Rainer Kohlberger (Austria). La obra llamada Telluric Lines estaba pactada a las 19hs en la Sala Argentina el centro cultural. La sensación de escuchar sentado a un dj reconocido por sus sets cargados de música techno atrajo el interés de cientos de jóvenes que se acercaron al show. Una fusión casi perfecta entre la música electrónica y el cine, fue la propuesta de estos dos artistas.
Ya en hora se abrieron las puertas para que la inmensa fila de gente –que esperaba con ansias– se acomodara en las sillas de la sala para disfrutar de esta propuesta ambient. La pantalla tenía una gran dimensión que ocupaba todo el largo del escenario. Frente a ella una mesa donde se situaron los dos artistas, que con una nula iluminación le dieron un fuerte protagonismo a las proyecciones.
Montañas, pads y una tensión atrapante dieron inicio al show. La nieve y el frío se percibía acompañada de la música. A sala llena y los celulares apagados, se pudo disfrutar de esta propuesta diversa a lo que el público está acostumbrado a escuchar de este artista. Los colores fueron variando entre el celeste, rojo y una predominante escala de grises. La tensión crecía, junto a los parpadeos en la pantalla. La presencia del hombre, como en todo ámbito de la vida, generó un enorme aumento de tensión que era perfectamente acompañado con las modulaciones que tomaban color en la música.
La propuesta visual se abstrajo para dar lugar a nuevos sonidos que variaban la tensión, que se percibía en esa incomodidad que le da al cuerpo la necesidad de moverse. La lluvia de la televisión predominó en escena. Aquella lluvia donde algunos creen percibir a Dios, y otros consideran la ausencia absoluta del hombre en el contenido mediado. Lluvia que se rompió para darle velocidad a la propuesta y da lugar a la presencia de distintos colores que iluminaban a los artistas y daban un sutil efecto a contraluz digno de fotografiar. La presencia de un piano pronunciado despertaba la atención del público que recibía la obra con cautela, y ante la espera del kick mal acostumbrado que no formaba parte de esta propuesta ambiental.
El regreso de la lluvia en las pantallas fue quizás el momento con menor atención y respuesta. La presencia de truenos aumentaba la tensión, pero no se pronunciaba sobre la monotonía de la lluvia abstracta. Nuevos pads y tonos mayores cambiaron la impronta del show para dar lugar nuevamente a la visualización de piedras y montañas. Las apariciones de los bajos aportaban otros elementos auditivos que daban también señal de un final en llegada.
Pasadas las 20hs llega a la escena el primer y único beat de la noche –que movió más de una cabeza– dando un cierre muy bien recibido por el público, en conjunto a la vuelta en las pantallas a las montañas que dieron inicio al show. La presencia del hombre volvió a percibirse con los últimos minutos de la presentación para darle una coherencia en la narración de la propuesta.
MUTEK difunde diversas facetas del arte audiovisual que en muchos casos el público argentino todavía no se encuentra totalmente familiarizado. Sin embargo, la propuesta artística y la locación es ideal para los primeros acercamientos, que dan a la cultura electrónica otros ámbitos para su difusión, por fuera de la ya instalada versión de club.
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