Originalmente propiedad de la hija de la institutriz de María Antonieta, el Château de Groussay es una joya arquitectónica escondida situada a las afueras de París. Construido en 1815, permaneció como una casa familiar hasta que se modificó en la década de 1930. En el interior, el Château está equipado con un teatro de estilo barroco, un pabellón de metal pintado adornado con 10.000 azulejos de Delft y una elaborada biblioteca que sirvió de inspiración para la casa de Henry Higgins en “My Fair Lady”. Un viaje a este puesto avanzado de la historia francesa es un viaje en el tiempo.
