Emprendedor, autodidacta, viajero frecuente, inquieto, así es Agustín Schlesinger, director y co-fundador de Avant Garten, el primer biergarten de Buenos Aires, lugar que logró posicionarse muy rápidamente cómo una opción diferente donde ir a escuchar música en vinilo casi todos los días de la semana y por donde pasan un gran número de artistas internacionales, ademas de las residencias de los principales talentos de la escena local.
A días de abrir Komyūn, un <bar & japanese kitchen> al lado de Avant Garten, hablamos con él para intentar saber como nació todo esto y que se viene de nuevo este año.
¿Cómo surgió la idea de generar un espacio como Avant Garten?
Avant Garten surgió ante la necesidad de hacer un espacio para que un montón de artistas y amigos podamos tener un punto de encuentro. De chicos, junto a Felipe Raffo y Timo ya habíamos trabajado en All Nylon, generado una idea y una estética, presentando a cierto tipo de artistas y cierto tipo de música.
También viajando te relacionas y generas conexiones emocionales con nuevas personas por intermedio de la música, va creciendo tu red y a medida que vas madurando interpretas otras perspectivas. El Club der Visionaere (Berlin) fue de total inspiración ya que es la casa que alberga a una escena internacional. Queríamos tener la opción de salir a tomar algo y escuchar buena música, ver al artista que te gusta pero en una situación íntima sin necesidad de ir a un espacio masivo. Creo que el entorno de los arcos del Rosedal, ver pasar el tren y estar emplazados en el parque más grande de la ciudad debajo un puente, hizo que todo este proyecto tome otra forma. Fuimos los primeros en empezar a hablar de un biergärten.
¿Qué crees que significa Avant Garten para una ciudad como Buenos Aires?
Avant Garten es un proyecto que fue muy bien recibido por la gente, tenemos un lugar establecido y hay una identidad que se logró marcar. Nos consolidamos como una plataforma que realiza un gran aporte a la cultura y ha despertado a mucha gente para que haga cosas nuevas. Creamos un lugar que une a las personas, hacemos que un artista de afuera conozca a un artista local y se genere un vinculo entre ellos. Formamos parte de una red de colaboración es por eso que participamos ayudando a realizar tantos tours. Creo que el tener un concepto y una identidad musical nos supo destacar del resto, y lo importante esta en no olvidarnos porque empezamos en todo esto. El desafío está en poder mantenernos en el tiempo, por eso invertimos mucho en contenido con el fin de que este movimiento cultural siga creciendo. Creemos en la importancia de invertir en mentes genuinas a fin de generar este movimiento cultural, por eso le damos mucha importancia al trato que le brindamos a los artistas.
Avant Garten recibe a muchas personas que llegan al lugar con distintos objetivos. ¿Cómo se hace para trabajar para diversos públicos?
Intentamos trabajar sobre una curaduría musical donde la música sea armoniosa para la experiencia aunque no sepas de música electrónica. Yo creo que al paso del tiempo la gente fue conociendo la música que suena en el lugar. Si hay un montón de gente que no sabe de música, eso me alegra porque estamos colaborando en la difusión del arte. La fusión está dada y Avant Garten fue bien recibido porque considero que nuestro producto cumple con varias cosas: una buena locación, un buen diseño, buena gastronomía, buena coctelería, estar dentro de un parque, tener buena música, traer muchos artistas, tener cierto tono comunicacional especial. No somos un lugar que grita a los cuatro vientos lo que hacemos. Es un lugar donde descubrís las cosas cuando llegás y te relacionas con el espacio.
¿Qué novedades va a poder ver este año la gente que asiste a Avant?
Se viene una agenda muy completa, tanto para el bar como para eventos externos. Queremos hacer dos Off Garten y también algunas fiestas que todavía no tienen un nombre definido. La intención es armar eventos en lugares más chicos donde se genere una situación comunitaria, que haya un ticket que sea amigable con el objetivo de cubrir costos, totalmente colaborativo. La idea es generar más dinámica fuera de Avant, que quizás nos falta más un formato club y creemos que con estos eventos podemos generar buenas cosas. También vamos a publicar un diario trimestral con la intensión de poner en manifiesto que existe una red de colaboración, donde vamos a tener corresponsales en Berlín, Tokio, Londres y en otras ciudades. Un medio que va a hablar en retrospectiva, sobre lo que pasó en todo el mundo. Ahí es cuando va a quedar reflejado que Avant Garten está a nivel de las tendencias internacionales.
¿Cuál es tu opinión sobre la escena local?
Creo que en Argentina hay un talento enorme y mi único consejo es dejar de mirar para afuera. Copiar estéticas de otros países no hace bien a la escena. Creo que podemos establecer un sonido local.
En Uruguay lograron consolidar un sonido, trabajan constantemente y eso provoca que artistas jóvenes terminen tocando en los mejores clubes de Europa sin la necesidad de ser productores. Considero que Avant ayudó un poco en ese sentido, nucleando un gran número de talentos para decir “somos estos”. Me interesa mucho que los artistas que apoyamos tengan visibilidad y puedan vivir de lo que hacen. Mi compromiso está dado con muchos amigos artistas como Gulp, Manglus, Dintun, Dfunklub, Andres y muchas otras personas que lo único que deseo es que les vaya bien, porque realmente veo que tienen vocación y aman lo que hacen.
Pronto abrirá Komyūn, una nueva propuesta gastronómica sobre los arcos del Rosedal. Contanos un poco sobre eso…
Komyūn surgió ante la posibilidad de adquirir el local que está pegado al nuestro. Teníamos dos opciones, ampliar Avant Garten o tener un nuevo local. Justo yo había viajado a Berlín y había visto que uno de los lugares de más tendencia era de comida asiática. Es también pasar a un formato donde sea más restaurant o bar de coctelería, y tener Avant al lado donde invitemos a la gente después de comer con un formato más descontracturado. Abajo estamos armando una sala de música donde pondremos un sintetizador Yamaha del año 1969, un instrumento que es también una pieza de arte, donde amigos como Santi Martínez podrán expresar su arte. La idea es generar una buena experiencia para la gente, estamos atrás de todos los detalles. Estuvo bueno todo el proceso creativo que vivimos, me involucré mucho en el armado como lo hice en Avant, es algo que me apasiona. Vas a ir a Komyūn y te vas a encontrar con muchas sorpresas.
Otro proyecto que comenzó en Jose Ignacio y continuará en Buenos Aires es Francisca. ¿Cómo fue la experiencia en Uruguay y como será en el Rosedal?
La experiencia de Francisca fue muy buena. Arrancamos con un proyecto tal vez un poco ambicioso para lo que es el verano uruguayo, pero creo que estuvo bueno haber marcado una línea. Francisca viene a poner en manifiesto cierta música que está media olvidada, música ambient, experimental, sonidos más orgánicos, música de películas. Tuvimos la experiencia de traer a E/tape, un gran artista eslovaco con el que estuvimos viviendo 15 días y hace una semana nos visitó en Avant Garten. Estuvo bueno también trabajar con Melina Serser que es una artista de Uruguay que muestra otra cara de la música tal vez un poco más Freestyle. Después tuvimos a Gulp y Dintun mostrando otra faceta de ellos, que demuestra el nivel de artistas que son. Fue un gran aprendizaje, que como grupo nos ha unido mucho. Somos un grupo de 7 socios y todos cumplimos diferentes roles, compartimos una visión e intentamos poner sobre la mesa todo el profesionalismo posible. La idea es generar 3 espacios con estilos diferentes, Avant es como Berlín, Komyūn es como Tokio y Francisca va a ser una cuestión más orgánica, natural y rústica. El nuevo local en los Arcos se basa a en un bar de self service con tapas exquisitas a los fuegos, inspirado en Mallmann que sin duda para mi es el mejor cocinero que tiene este país, va a ser una marca fresca que va a caerle bien a los extranjeros y argentinos.
Cuando estén los 3 lugares abiertos y proponiendo cosas diferentes, ¿qué vas a ver ahí?
Un gran sueño materializado. Se me va a poner la piel de gallina, lo voy llamar a mi viejo y le voy a decir: “viste que no era una oveja negra, jaja”. Creo que todo esto es gracias a que somos un grupo, yo solo no puedo alcanzar nada. Hay gente que está detrás mío que está dándome soporte en las partes más duras. Tenemos una oficina de administración donde trabajan diez personas. Hay tres personas que trabajan en recursos humanos. Sebas y Nico que trabajan en el área de cultura, Tocho todos los días al pie del cañón en la operación, Agustín Lucero siempre pendiente de la cocina, Pepu que se encarga de la parte administrativa y Fran de las finanzas. A partir de junio tendremos alrededor de 120 empleados, y es una gran responsabilidad. Vamos a abrir un centro de producción de comida y almacenamiento, un galpón que reformamos entero para poder abastecer los 3 locales. La realidad es que lo único que quiero es que mis socios, mis amigos y todos los colaboradores que nos rodean puedan vivir de esto, ya creo que somos una gran comunidad, una gran familia. Muchos me dicen “trabajar con amigos es muy difícil”, yo me muero si no trabajo con amigos.