La infancia de Camille Bombois transcurrió en unas barcazas que iban por los canales de Francia. Ya de mayor fue peón de labranza y luchador en un circo ambulante. Desde el año 1907 trabajó como portero en el Metro de París, como peón caminero y como cargador de muebles, hasta que logró un empleo nocturno en una imprenta y así dispuso de más tiempo para la pintura. El año 1922 una exposición callejera de sus pinturas atrajo la atención de Wilhelm Uhde y de otros críticos tras lo cual le fue posible emplear todo su tiempo en la pintura. Sus obras tienen la capacidad de transmitirnos una gran fuerza y vitalidad y en especial sus escenas de vida circense como es el atleta de feria en aldea del año 1930 y que se encuentra en el Museo de Arte Moderno de París.