No hay dudas que China es, junto con Dubai, uno de los países en los que el desarrollo arquitectónico avanza a velocidades astronómicas. De la misma manera, las tradiciones tienen un gran peso en su cultura, y los avances desproporcionados suelen encontrarse con un poco de resistencia.
Tal es el caso de las dingzihu o “casas clavo”, edificios que permanecen en pie porque sus dueños se niegan a venderlos, mientras a su alrededor avanzan diferentes desarrollos inmobiliarios. Algo parecido a UP, la película animada de Pixar, pero en la vida real.
La persistencia resulta en calles que se curvan, edificios aislados como islas y hasta granjas que quedan entre autopistas. En algunos casos permanecen inamovibles por años, hasta que logran acuerdos con las constructoras para ser finalmente demolidas. En otros, cuando no hay acuerdo, quedan igual que como estaban, destacándose entre moles de hormigón y vidrio, resistiéndose al paso del tiempo.