Ping Pong de Acuarelistas.
3×3 > Elisa Trotter (Chile), Lu Garabello (Argentina) y Sara Zin (Korea) >
Las tres pintan con la misma técnica, tienen diferentes estilos y disfrutan de la irregularidad de la mancha. Las tres hacían garabatos desde pequeñas y hoy encuentran un cuerpo, un animal o un plato delicioso a través del agua y la tinta. Son mujeres que trabajan lo amorfo para encontrar su sentido artístico. Mientras el boom del 3D revoluciona las técnicas manuales, ellas siguen apoyando la magia de la sorpresa y la naturaleza como condición.
- ¿Creés que la acuarela se puso de moda los últimos años?
SZ > No estoy segura de eso, pero sí es un medio muy versátil que da más permisos que otras técnicas, como el óleo por ejemplo. Es fácil de transportar, es bastante económico y además ¡muy divertido!
ET > Creo que pasa todo lo contrario, siento que todavía se lo percibe como un género del arte más secundario, como un proceso previo a la producción final, como una técnica inconclusa.
LG > Siento que es una técnica que fascina. Muchas veces deja al descubierto los trazos del artista y eso genera admiración sobre el proceso. Sí creo que existe la acuarela como moda en el ámbito de la ilustración, el diseño gráfico y la caligrafía. Hay herramientas de photoshop que imitan los trazos aguados, pero lo bueno es que también hay un retorno del “handmade”.
- ¿Cuándo sentiste que habías encontrado tu identidad como artista?
ET > Desde el momento en que descubrí mi poder como individuo y el vértigo que me generaba. Así comenzaron a aparecer esos personajes casi cercenados, híbridos y mutantes que hago. Creo que mi obra se identifica con los restos humanos y animales en una conjugación de deformaciones estéticas.
LG > Me parece que es una búsqueda que nunca termina. Es un aprender continuo. Me identifico con el camino de lo abstracto a lo figurativo. Mis animales son manchas que toman forma en conjunto. El oso es el animal que más representa mis obras hoy.
SZ > Fue una indagación muy larga. Muchos de mis trabajos previos en óleo fueron autorretratos, y eso era parte de mi búsqueda en el tema de la identidad. Creo que hoy esa personalidad está en cada obra que realizo y es un resultado de quién soy y cómo veo el mundo.
- ¿Tus obras nacen a partir de la mancha o de una idea previa?
LG > Mis animales no están dibujados y luego coloreados. Son manchas que lentamente van tomando forma. Se superponen mutuamente y aparecen nuevas ideas. Nada está planteado de antemano, todo es un acontecer. Es un desafío que me encanta.
SZ > Depende. Para mis pinturas de comidas, empiezo con una receta que me haga sentir el sabor de lo que voy a dibujar. Cuando hago trabajos a pedido, suelo tener algunas ideas en mente que bosquejo para cotejarlas con las del cliente.
ET > Siempre empieza la mancha. A partir de ella compongo, y luego hago las líneas que contienen. La elección de mi paleta tuvo mucho que ver con lo orgánico. Cómo se asemejan los colores a hongos, heridas, fluidos, tierra, líquenes. Siento que lo amorfo es un sello de nuestra naturaleza.