Soy loca fanática de los globos, es algo que no puedo explicar, así que sabrán entender mi fascinación con el trabajo del artista Charles Pétillon, que imaginó una invasión de globos blancos en lugares inesperados.
Casi como si fuera una nube, pero con mucha más onda, los encontramos flotando por el bosque, rebalsando como si fueran pompas de jabón de edificios, o explotando garages.
El resultado es una serie encantadora, con un toque de surrealismo y mucho de magia.