Si te decimos Oliver Jeffers se vienen dos perfiles de artista en una misma carrera. Un ilustrador de mundos infantiles sensibles y lúdicos, y un pintor que se la juega y sumerge un cuadro enmarcado en un balde de pintura. Diverso, directo y seguro, su universo juega en dos canchas que para él no son dos extremos. Descubrí el trabajo de este artista que vale la pena por su exploración, su sensibilidad y su más allá desafiante que no le tiene miedo a la incertidumbre.
A la hora de pensar tu obra, ¿la dividirías entre tus ilustraciones para niños y tus Dipped Paintings (pinturas sumergidas)?
Gran parte de mi obra, desde los más orientados al arte plástico hasta las ilustraciones de los libos, parten de una curiosidad y un interés en la manera en que tratamos de darle sentido al mundo que nos rodea. Definitivamente, mi serie Dipped Paintings intenta jugar con algunos conceptos que muchos niños apreciarían como, por ejemplo, lo que significa vivir en la memoria de alguien. Pero, a la vez, también conjuga y explora territorios más oscuros vinculados a la muerte y la pérdida, que son más apropiados para adultos. Por eso prefiero no dividir las categorías, sino pensarlo como un todo que nace del mismo lugar.
¿Cuál fue la búsqueda que desembocó en esta serie?
Antes solía trabajar sobre temas vinculados a conceptos científicos. Dialogué bastante con un físico nuclear de Belfast, y así hubo dos conceptos – el principio de incertidumbre y la teoría de las variables ocultas – que me llevaron a crear un número interesante de trabajos relacionados con elementos escondidas o desconocidos. Por el otro lado, la serie comenzó por accidente. Un día mi padre dijo que limpiaría una vieja puerta colocándola en un balde con ácido, y eso me hizo preguntarme qué pasaría si yo hundiera un bastidor en pintura opaca. Cuando efectivamente probé hacerlo, me di cuenta que me había olvidado de fotografiar la pintura antes de hundirla. Un año más tarde, descubrí que un amigo había tomado una foto de la pintura y ahí tomé conciencia de la cantidad de detalles que eran diferentes en mi memoria. Y ese fue el mismo sentimiento que vino a mi mente cuando mi hermano hacía referencia a historias de nuestra madre y yo las recordaba completamente diferente.
Tus personajes son pintados para luego ser hundidos y tapados. ¿Cuándo decidís hasta dónde vas a tapar – o mostrar-?
Antes de crear la obra primero dialogo con los personajes. Cada uno de ellos experimentó una muerte de alguien cercano o algún tipo de pérdida, por eso siempre suele haber una especie de detalle que se vincula a esa experiencia. Puede ser un artefacto, una prenda o una locación. La extensión de obra que decido sumergir, siempre está dispuesta a cambiar. Calculo la cantidad de pintura que voy a necesitar para llegar a cubrir la parte que decido del bastidor pero, considerando variables como la viscosidad de la pintura, el grosor del marco etc, el resultado final puede variar. Muchas veces he tapado más de lo que quería o viceversa, pero esa es la parte impredecible que más me entusiasma.
Actualmente, muchos artistas se encuentran fusionando el trabajo manual con el digital. ¿Qué pensás sobre esto en relación a tu obra?
La mayor parte de mi obra se origina prácticamente de forma material y física, pero muchos de mis libros de ilustración son trabajos que se terminan de hacer en digital. Si bien no he realizado ninguna obra partiendo completamente de lo digital, creo que es una dirección que está tomando el Mercado del arte, las editoriales están moviéndose hacia ahí. De todos modos, creo que el trabajo manual jamás quedará fuera de moda. Quiero pensar que lo digital es parte de una técnica más, una herramienta como lo son el collage o la pintura al óleo.
¿Cómo fue la experiencia de colaborar con U2 en el video de Ordinary Love?
Ya fue suficientemente llamativo para mí haber conocido a Bono en un bar. Luego, tuvimos varios encuentros de casualidad y luego me convocaron de ONE, la organización que él lleva adelante. Ese proyecto llevó a más charlas y colaboraciones hasta incluir el video de Ordinary Love.
#JeffersLikes Algunos artistas amigos que residen New York como: Prune Nourry, Duke Riley and Mac Premo.