Sumergidos en el auge de las redes sociales, hay quienes necesitan salir a respirar el aire de ciertas materialidades y Juan Luis García es uno de ellos. Desde su cuenta de Instagram logró generar un camino hacia la poesía cotidiana, invitando a sus seguidores a volver a mirar sus bibliotecas y encontrar su propio juego literario. #HaikusDeEstanteria es su proyecto que sugiere poemas breves realizados con lomos de libros y hoy se está convirtiendo en un boom. ¿Cómo convivir con las redes y la poesía? Descubrilo y contanos.
Aunque los libros son un acervo cultural para cualquier profesor de música, ¿cómo aparece tu pasión por la literatura?
Hace 25 años que trabajo en el Conservatorio de León, pero la lectura es algo que me apasiona desde siempre. Durante toda mi vida fue una fuente de disfrute, conocimiento, y mundos nuevos. En mis años de formación, solía hurgar en librerías de segunda mano a la caza de autores o temas que me interesaban. Leo un poco de todo, desde libros técnicos sobre música, a novelas, libros de poemas, ensayos, libros de ciencia, biografías. Creo que en cada libro, cada género, siempre se puede encontrar algo que te llame la atención. Desde un paisaje, una ciudad que aún no has visitado, hasta personajes que muestran una visión del mundo que inspira al tuyo. En lo particular, siempre me fascinó la actualidad que conservan las tragedias griegas y la inmortalidad de los poemas a los que no les pasa el tiempo.
Aunque fueran creados con lomos de libros ajenos, de alguna manera los poemas terminan apropiándose. Difundirlos por medio de una red social, ¿conserva alguna despreocupación sobre la originalidad de la obra?
No me parece que haya mucha “originalidad” desde el momento en que los títulos ya existen y el resultado es un producto del azar, de la selección del momento. En la muestra que hice están los libros con los que se armaron los 70 haikus que están expuestos, los visitantes podían buscar en la estantería y crear sus propios haikus, fotografiarlos y compartirlos en las redes utilizando la etiqueta #haikusdestanteria. Más que preocuparme la originalidad, me divierte la idea de incitar al juego de completar un puzzle sin modelo, con piezas que no estaban pensadas para ensamblar.
¿Hay algún tipo de poemas o construcciones no te parezcan válidas para este juego?
Es un juego, como bien dices, y las reglas… (piensa), creo que cada uno acaba jugando con las suyas. En mi caso, las reglas son sencillas y tampoco son obligatorias: imágenes de formato cuadrado, realizadas solo con los títulos de los libros -sin quitar o añadir palabras y sin que salgan los nombres de los autores- , no deben repetirse libros y deben estar en la estantería con el resto (esto es por una cualidad plástica de este tipo de fotografía: composiciones cuasi cubistas, de colores y texturas varias, donde queda destacado el texto de los títulos en primer plano). Eso desde la imagen. En cuanto al texto resultante, tiene que tener cierto sentido o coherencia – en una concepción amplia de ambos términos-, los resultados pueden ser líricos, cómicos, agresivos, oníricos, pueden ser muy diversos.
Al ser profesor estás en permanente contacto con la realidad de los jóvenes. ¿Cómo se vive el rol docente cuanto tu cuenta de Instagram se ha hecho tan popular?
Mi presencia en redes sociales no está inicialmente vinculada a la docencia. Pero sí es cierto que los alumnos también terminan conociéndote por medio de las redes, y ahí aparece la responsabilidad en el uso que se haga de ellas. Con el proyecto #haikusdeestanteria, creo que logro llamar la atención sobre los libros que tenemos en nuestra casa y que –atravesados por un mundo tan tecnológico – a veces dejamos abandonados. Es una buena oportunidad para incentivar a la gente a volver a sus lecturas, a redescubrir libros que quedaron arrinconados y darles una segunda oportunidad.
¿Podrías quedarte sin haikus en algún momento?
Es posible. Lo único que espero es no tener que escribir sonetos, romances o versos blancos.