Bajo la curaduría de Mundo Flaneur nos encontramos con Julia Schang-Vitón, diseñadora de indumentaria, investigadora y docente, que actualmente se encuentra en un break de crear colecciones para concentrarse en un proyecto colaborativo que tiene como objetivo reivindicar la tejeduría artesanal mediante la digitalización del proceso para generar mayor accesibilidad a las prendas. En el video, Julia nos cuenta como avanza la investigación, un camino largo a bordo de las adidas NMD_R2.
Contanos un poco del proyecto que estás llevando a cabo. ¿Qué te disparó las ganas de encararlo?
Todo empezó hace tres años cuando iniciamos un proyecto colaborativo junto a la artesana sanjuanina Miriam Atencio, con quien nos propusimos hacer una serie de prendas enmarcadas en una colección cápsula para Schang-Viton, llamada Raíz. La idea surgió del objetivo de reivindicar la tejeduría en telar y lograr un producto conceptual, pero que se acerque más a las necesidades de la moda actual y que no se limite a la tipología poncho o a un souvenir. Al proyecto se sumó Miranda Castro, haciendo de este proceso un documental que tuvo gran alcance “El Boom del Telar” (Loom Boom Collaboration Project), el cual se presentó en el Victoria & Albert Museum en Londres, en Buenos Aires y en San Juan.
Esto nos dio pie a continuar. La investigación que estamos llevando a cabo en la actualidad tiene como meta llevar el proyecto al siguiente nivel. El objetivo es el mismo: reivindicar la tejeduría artesanal. Ahora, se suma la tecnología, estamos fusionando estas técnicas ancestrales con herramientas de fabricación digital. Lo ancestral y lo más contemporáneo se complementan para hacer trascender una parte de nuestros orígenes.
¿Qué representa el telar para tu trabajo?
El telar es, de alguna manera, el punto de partida y también el de llegada. Desde el inicio, es el proceso lo que cuenta en este proyecto.
¿Cómo tuviste que modificar lo que haces para ajustarte a las necesidades del telar y como se ajustó el telar a lo que vos realizas?
En la primera instancia en que nos embarcamos con Miriam tuve que ajustarme a la limitación del telar -sin connotación negativa- que es que puede tejerse únicamente rectángulos, eso significó pensar prendas que pudieran componerse de piezas o moldería a partir de esa forma geométrica. Y así fue como comenzó el desafío.
En esta segunda etapa de la investigación, el condicionamiento podría considerarse la capacidad de tamaño de impresión de la impresora 3D, por lo que debemos pensar una prenda a partir de módulos, como en un primer momento fue el rectángulo para la confección en telar, ahora estamos experimentando con triángulos.
¿Que libertad te va a dar transformar parte de este proceso con la impresión 3d? ¿Por donde pasa la innovación en este proyecto?
El objetivo principal de esta fusión es generar morfologías tridimencionales a partir de una técnica que tiene como producto superficies planas (2D). Las aplicaciones serían infinitas: prendas, objetos, accesorios, etc. Las morfologías que se pueden lograr a partir de esta fusión no tiene límites. A su vez, se consideraría el telar como una herramienta actual de producción.
El aporte principal de la impresión 3D es la capacidad de imprimir en material flexible (a diferencia del tejido en telar que es plano) y la unión de estos módulos por medio de puntos realizados de manera artesanal, logran la tridimensión de esas partes a partir de la tensión. A su vez, el filamento flexible presenta resistencia al lavado, torsión y estiramiento.
¿Cómo se mantiene viva la tradición del tejido en telar con la digitalización del proceso?
Uno de los grandes aportes de las herramientas de fabricación digital es el de su fácil acceso. La tradición del tejido en telar se mantiene viva aportándole el valor agregado de ampliar su aplicación mediante la tridimensión y haciéndola accesible a partir de su digitalización.