Cambiemos a la Stevia

 

Cuidarse pero comiendo rico a veces parece una misión imposible. Ni nos tienen que venir a decir a nosotros, que somos fanáticos del dulce, de los postres al final de las comidas y de acompañar almuerzos y cenas con bebidas azucaradas, una costumbre que no es la más amigable a la hora de llegar en las mejores condiciones al verano.

Huyendo de las alternativas sintéticas para hacer más ricas las comidas, hace un tiempo nos cambiamos a la Stevia, un endulzante natural que proviene de una planta derivada de la familia del crisantemo originaria de Paraguay. La Stevia es el reemplazo perfecto de los edulcorantes artificiales para los que buscan una alternativa al azúcar sin resignar el orígen orgánico de los ingredientes para cocinar.

Este endulzante se obtiene a partir de diferentes procesos de filtrado de las hojas maduras y deshidratadas de la planta, logrando un producto de gran pureza sin calorías que puede formar parte sin problemas de una alimentación balanceada y adecuada como parte de una estrategia para el control del peso, sin perder el sabor dulce en la dieta.

Lo mejor es que cualquiera puede consumirlo, dado su origen natural. Mujeres embarazadas, niños y ancianos pueden usar la Stevia sin inconvenientes de salud, a diferencia de otros edulcorantes no calóricos como el aspartame, acesulfame k o la sucaralosa.

Tiene varios beneficios para la salud, como por ejemplo que su uso no promueve la formación de caries, como la mayoría de los endulzantes, o que es una opción adecuada para personas con diabetes, ya que los estudios demuestran que no aumenta los niveles de glucosa.

Es verdad que toma un tiempo acostumbrarse a su sabor, como cada vez que uno adopta un ingrediente nuevo en su comida de todos los días. Pero, una vez que nos cambiamos, nosotros nos quedamos con la Stevia.

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