Comé algo rico: Sopa de calabaza y zanahorias asadas

Después de un largo mes de viaje nos tocó volver a Buenos Aires y encontrarnos con todo este fresquito, que nos da ganas de emponcharnos, prender un fueguito y comer algo rico (y bien calentito).

Nada mejor para arrancar este invierno que una sopa. Pero no cualquier sopa, sino una que realmente es una locura de sabor, ideal para tomar con amigos, como entrada antes de cualquier comida, que podés guardarte en un termito para llevarte al trabajo y calentarla antes de almorzar. Es súper natural, hecha íntegramente con verduras y queda riquísima. Así la preparás.

 

Come Algo Rico - Sopa de Calabaza y zanahoria asadas-03

 

Sopa de calabaza y zanahorias asadas
*40 minutos*
(Por Itsvan, fotos de Sofi Garay, producción de Paula, de PES Motion Studio)

INGREDIENTES (comen 4/5) 

• 1 calabaza mediana
• 3 zanahorias
• 100 gramos de queso reggianito
• 20 gramos de cilantro
• 100 gramos de apio
• 100 gramos de cebolla
• 1 diente de ajo
• Sal
• Pimienta
• Jengibre en polvo
• Aceite de oliva
• Pan

VAS A NECESITAR…

• Una tabla para picar verduras
• Un cuchillo para cortar y pelar verduras
• Un pelapapas
• Una cuchara sopera
• Una cuchara de madera
• Una olla para hacer el caldo
• Una licuadora
• Un rallador

Come Algo Rico - Sopa de Calabaza y zanahoria asadas-01

 

PREPARACIÓN

Arrancá organizando los ingredientes de esta forma para ahorrar tiempo:

• Encendé el horno y llévalo a 180º
• Lavá y secá todas las verduras
• Pelá la calabaza y las zanahorias, reservá las cáscaras.

Por un lado, cortá 2 zanahorias y la calabaza en cubos y colocalas en una bandeja con un poco de sal y aceite de oliva (preferiblemente). Llevalas al horno durante 20-25 minutos. La idea es que se asen y se quemen un poco, incluso podés agregar en la bandeja los residuos del apio y un poco de cilantro.

Por el otro, limpia y pelá la cebolla, el apio y la zanahoria. Si tenés tiempo y querés ser súper prolijo, generá una minirepoix (dados de 1 centímetro y medio). Sino, cortado como puedas y en trozos regulares o no, que va a funcionar igual.

Saltealos a fuego medio en una olla con un poco de aceite de oliva, sumándole el ajo con la cáscara (a gusto propio, por si querés un caldo más perfumado) y las cáscaras de zanahoria y calabaza. Las verduras podés agregarlas en el siguiente orden: zanahoria, apio, ajo y cebolla (de más duro a más blando).

Por cada verdura que se suma, se coloca un poco de sal, para que los vegetales suden.

Salteá todo por 10 minutos en total, agrégale 2-3 litros de agua (va a depender de la capacidad de la olla que tengas y la cantidad de verduras que coloques) y subile el fuego para que hierva. El caldo se puede aromatizar con hierbas o se puede potenciar el sabor con caldos concentrados. De nuevo, si tenés tiempo y querés un caldo con poca grasa, también lo podés espumar, que es cuando vas retirando periódicamente las impurezas en forma de espuma que se van formando en la superficie. Dejalo hervir durante 30 minutos a fuego alto y después regulalo a medio bajo (cuanto más se evapore el agua, más se va a concentrar el sabor de las verduras en el caldo).

Mientras el caldo de hace y las verduras se asan, cortá el cilantro groseramente, reservá el pan cortado para acompañar y cortá fetas finas o rallá el queso.

Una vez que las verduras del horno estén listas, hacé lo siguiente:

• Agregalas en una licuadora con el caldo: vas midiendo la textura (si querés más liquido, le sumás caldo; si preferís más espeso usás menos).

• Sumale sal y pimienta a gusto (vas probando). Lo mismo con el jengibre (nosotros usamos uno muy rico de Simply Organic que compramos en Whole Foods cuando viajamos), y si querés, podes agregar también un curry amarillo, que se produce en la Patagonia, o algún curry que no sea picante. En cualquier caso, recordá que el barrio chino de Buenos Aires es un buen lugar para conseguir especias de cualquier tipo.

Una vez que lograste la textura que querés, emplatas, agregas la cantidad de cilantro que más te guste, el queso y reservas un pancito (o varios) para pasarle al plato al final de que te comiste todo. Y voilá!

 

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