Hace algunos días, los chicos de Pommez Internacional, estrenaron su single ‘Amor Hierro’, que contó con la participación de Denise Gutierrez, cantante del grupo de rock alternativo mexicano Hello Seahorse! y aprovechamos la oportunidad para hacerles esta entrevista cruzada de nuestras sección ‘Ellos Preguntan’, y en donde ellos mismos son los encargados de elaborar las preguntas.
Juan Ibarlucía pregunta a Denise Gutierrez:
¿Que es la música para vos ?
La música es amor, energía, sexualidad, libertad, lenguaje, placer, un vínculo entre dos o más personas -es por eso que me gusta hacer música en equipo-. La música tiene muchas cualidades, es intangible pero la sentimos dentro, cómo se mueve en nuestros cuerpos, como un líquido enfrascado. La música toca las fibras más sensibles que tenemos, no tenemos que conocer su lado teórico para que una pieza nos conmueva, nos provoque algo, nos haga sentirnos vivos.
¿Como creés que te influencia vivir en México? Aporta algo a tu arte ?
Con el paso del tiempo, aunque desde niña aprendí varias canciones tradicionales mexicanas, fui encontrando esa relación, vínculo con la música de mi país. Considero casi imposible y en todo caso mortal no conectarse con la música que nos rodea. No importa si esta es buena o mala (¿qué es música buena y qué es mala?), lo que importa es estar alerta a lo que esta nos puede provocar. A veces nos equivocamos, creemos que un “género” nunca nos va a gustar y nos sorprendemos cuando con el tiempo, con las experiencias que vamos adquiriendo, nos empezamos a conectar con aquello que una vez rechazamos. Vaya, ese es otro tema, lo de gustarnos o no una música. Si la pregunta es cómo influye y aporta en mi “obra” la música de mi país, México, es muy claro. Son los ritmos, sonidos, palabras, contextos, recursos que conozco, que están fijos en mi inconsciente musical, en ese jardín precioso individual al que acudo para contar/cantar un mensaje.
¿Estas influenciada por otras disciplinas de las artes ? ¿Cuales y como ?
Es vital conocer, adentrarse en otras artes. Tal vez no tengamos la misma habilidad con una que con otra pero no dejan de ser expresiones humanas y como seres vivos podemos sentir y conmovernos. En ese caso procuro consumir -sí, agotémonos los sentidos- arte gráfico, arte escénico, literatura, cine, gastronomía, cualquier cosa que me provoque, me cuestione. Lo repito, es vital moverse los mares de uno, sólo así disfrutamos de una vida plena. Y todos merecemos vivir en plenitud.
¿Cual fue tu experiencia más intensa arriba de un escenario ?
Esta será la primera vez que cuente esta “experiencia”, anécdota dolorosa y sin embargo mágica. Hace un par de semanas estaba en un ensayo general para una puesta en escena en la que participo. Un teatro mágico, antiguo, lleno de historias, de formas. Mientras ensayaba una pieza que interpreto sola, caminaba hacia el frente, pensando en los ojos del público que estaría ahí esa misma noche, pensando en esa persona a la que le estaba cantando, diciendo esas palabras, tejiendo con ese hilo infinito de la voz, cuando de pronto me vi en el suelo. Se había terminado el escenario y había caído en el proscenio.
Nunca me había pasado algo así, siempre escuchaba que le pasaba a otros músicos, a otros artistas. En lo personal nunca me he burlado de los accidentes de otros colegas (sí, todos somos colegas en esto). Al final no dejan de ser accidentes, sea cual sea el “escenario”, el dolor y el miedo que te provoca algo así es muy profundo. Sin embargo, y después de haberlo asimilado, me parece una experiencia mágica, llena de símbolos. Se te acaba Tu escenario, te sientes vulnerable y abandonado, en un vacío. Pero lo importante es que siempre te puedes levantar, con dignidad y amor propio y cómo dicen por ahí, “the show must go on”.
¿Como es tu proceso creativo ? ¿Como creás cuando creás ?
Procesos hay muchos, los míos son lentos. Siempre han y he sido así. Me tomo el tiempo para escribir, pensar en una melodía (darle mil vueltas antes de quedar satisfecha), vivir experiencias todos los días, me aviento mucho a la vida y de ahí saco mis historias. Si empiezo a ahondar en mis procesos nunca vamos a terminar y también creo que es algo muy íntimo, que sólo uno (se) entiende. Pero lo que sí puedo hacer es recomendarle al lector un libro que me cambió la vida: “Free Play. La improvisación en la vida y en el arte” de Stephen Nachmanovitch.
Denise Gutierrez pregunta a Juan Ibarlucía:
¿A quién o quiénes consideras tus maestros de música o de la vida? Me refiero a estas personas que nos marcan, nos enseñan nuevos caminos, nos sacan de la zona de confort.
Tuve la suerte de tener varios maestros. Algunos músicos, otros no. Creo en la figura del maestro y en ese tipo de vínculo, tan en desuso en el día de hoy. Podría mencionar algunos al pasar, Elenio Pico (Artista plástico), Monica Cosachov (Pianista), Carmen Baliero (Compositora), Javier Trimboli (Historiador) por decir algunos…. otros han sido maestros a distancia, alumbrando caminos desde sus obras, como puede haber sido el caso reciente del escritor Ryzard Kapuscinski o el fotógrafo Sebastiao Salgado, que tuvieron un impacto enorme en nuestro último disco. Admiro a muchísima gente y busco consejo en aquellos que considero referentes.
Un libro que te haya inspirado hacia la música.
Tengo una compilación de artículos sobre el Islam compilado por Paul Balta, donde hay un artículo sobre el sufismo y el misticismo árabe. Ese pequeño artículo me inspiró muchísimo para hacer música y me abrió a un mundo de pensamientos completamente nuevo, donde la música ocupa un lugar central.
¿Cómo vives el canto emocional y físicamente?
No hay nada parecido a cantar. Es un instrumento, pero involucra cuestiones emocionales y psicológicas que están más allá de eso. Cuando comencé me sentía muy expuesto y me costaba hacerlo en público. Hoy, por el contrario, es una experiencia liberadora, que me conecta con algo primal. Cantando purgo, extraigo, ataco, seduzco, confieso. Para cantar, hay que estar presente en esa acción, en esa emoción. Trabajo mi cuerpo y mi mente para estar en equilibrio con esa posibilidad.
¿Cómo llegó la música a ti?
Desde que tengo memoria la música es una presencia en mi casa. Mi padre es melómano y mi madre fue concertista de piano hasta los 16 años. Crecí en un entorno de buenos discos, buenos libros e instrumentos. Dibujo y toco música desde chico. En ese sentido, podría decirte que no conozco la vida sin música, que es una presencia constante desde que tengo memoria.
¿Cuáles son tus primeros recuerdos que involucra música?
Mi primer recuerdo vinculado a la música tiene que ver con la música que sonaba en mi casa, un catálogo bastante ecléctico de The Beatles, Caetano Veloso y Chopin. Más adelante – a los cuatro o cinco años – supe tener mis primeras bandas de proto-punk. Hace poco ví una filmación, y había algo medio Velvet Underground/Suicide, niños gritando arriba de drones de guitarra y patrones de percusión tocados de forma poco precisa. Ahí empezó todo.