Reseña inédita sobre la novedad editorial de Pablo Katchadjian ‘En cualquier lado’ (Blatt & Ríos), escrita por Augusto Munaro.
Reacción en cadena
Si bien En cualquier lado se acerca al centenar de páginas, la cantidad de hechos que esta novela acumula, supera ampliamente el promedio de cualquier novela de aventuras. Su orden de peripecias narradas es estrictamente causal. Siguen la secuencia a-b-c-d-e; etc. El tiempo que incorpora el relato: casi siempre pasado. De hecho, no hay saltos temporales, ni experimentación en torno al lenguaje como catalizador asociativo de sentido. Sí en cambio, una rigurosa condensación de cada escena. Tiene un ritmo de glissando, deslizándose un episodio hasta deshacer en otro de modo sistemático. En ese aspecto, como Copi, el autor de La libertad total busca dislocar mudando de escenario en cada vuelta de página. Una feria, seguida por una oficina, una cancha de futbol, un campo de batalla, etc. En eso consiste uno de los ejes de su lógica frenética. Un progresivo enrarecimiento va tomando forma y se estructura ágilmente a medida que avanzan las aventuras concatenadas entre personajes siempre curiosos, cuyos nombres, algo ridículos, recuerdan a las historietas de antaño. Los surrealistas elaboraban más la atmósfera (Lautréamont, Rigaut, Crevel, tómese por caso). Acá el objetivo es prescindir casi de toda metáfora desviante. Sobrevive, en cambio, la transcripción cuasi onírica, el mecanismo secuencial en el que opera el protagonista llamado “Gato” y su bizarra relación con Diodora, experta en venenos; la tímida adolescente Carmina; sílfides del tamaño de un dedo pulgar; un actor llamado Petrano… Frs; Castrj; la lista de personajes disparatados es proporcional a su tejido de acción lúdico y arborecente. Así, la narración opera como una caja de pandora donde la imprevisibilidad constituye uno de los tensores de la nouvelle. Es una prosa transparente en su aridez: nítida. Funcional -pura y exclusivamente- a su incontenible narratividad. Su desprejuiciada huida hacia delante.
A menudo se cree que los experimentos deben ser breves. ¿Quién lo dice? Habría que esperar que Katchadjian (1977) se decida por escribir una nueva narración pero cuya extensión sea análoga a Los Sorias, de Alberto Laiseca. ¿Por qué no? Leer En cualquier lado supone que la literatura aún tiene esperanzas de continuar existiendo a través de libros benévolos a la imaginación.