[infobox title=’ERNESTO FERREYRA’]Con un largo recorrido que lo ha llevado a vivir en distintas capitales de la cultura global, Ernesto Ferreyra es uno de los artistas argentinos más reconocidos en todo el mundo. Habiendo integrado el rooster de Cadenza, con un ciclo propio en el Club Der Visionaere, e innumerables giras, este dj y productor oriundo de la provincia de Córdoba tiene mucho para contar. Hablamos con él para recorrer el pasado, analizar el presente y mirar hacia el futuro.[/infobox]
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¿Cómo era buscar música en tus comienzos y quiénes eran las personas con las que empezaste a tener contacto a través de la música?
En los comienzos yo me iba a Córdoba donde había dos disquerías que traían música: El Perro Records y Lado B. Yo compraba algunas cosas para mí, y por otro lado en esa época las discotecas compraban la música para el lugar. Había una cuenta corriente, y yo iba los jueves y buscaba las novedades que había para esa semana. Había un programa de radio brasilero que se llamaba Transamérica y todas las semanas mostraban lo nuevo, y siempre teníamos las cosas que salían en ese momento. Eran remixes y maxis de temas pop, electrónico pero tampoco tanto. Los primeros contactos que tuve fueron con ese entorno. A mediados de los ’90s me mude a Córdoba y empecé a tener contacto con personas de la escena realmente electrónica como Cristóbal Paz y Guille Díaz, djs de ese momento que trabajaban en disquerías.
¿Qué lugar ocupan los discos de vinilo en tu carrera?
El disco es mi vida, la historia de mi vida está en esas paredes llenas de vinilos. Yo nací y crecí entre discos, empecé a comprar desde muy chico. Es para mí el formato número uno, más allá de la moda de hoy. He intentado adicionar cosas con el tiempo, por los viajes, por los problemas de espalda, pero siempre los llevo. Sigo comprando todas las semanas, y he vendido muchos porque ya no me entraban en casa. A través del tiempo me volví más selectivo, si compro un disco es porque realmente me gusta. Hoy por hoy el problema es que muchos clubes dejaron de darle importancia a las bandejas y no funcionan correctamente. Por esa razón tuve que adaptarme y llevar siempre música en digital por las dudas de que mi plan A no funcione.
La música te fue llevando por diferentes ciudades del mundo… ¿Qué aprendizajes fuiste adquiriendo en cada uno de esos lugares?
México fue una aventura, no tenía nada en concreto. En Argentina yo había estudiado comercio internacional, trabajaba en un banco; tenia casa, auto, todo perfecto pero yo quería tocar. En ese momento en Argentina no estaban dadas las condiciones para vivir de la música, así que decidí irme a México y al principio fue muy muy duro. Me acuerdo que empecé con las bandejas que había llevado y mis dos bolsos de discos. Me compré como una cabinita desplegable, y empecé a ir a todos los bares a ofrecer el servicio de dj. Así fue que en uno de esos bares conocí a un chico que en su momento era dueño de la agencia más grande de artistas, y quiso que empezara a trabajar con él. Ahí empezaron a cambiar las cosas, cuando abrió Rioma, un club mítico que hubo, fuimos residentes desde el primer momento y también empecé a tocar por todo México.
Cuando me mudé a Canadá las cosas empezaron a tomar forma más seria en cuanto a la producción musical y fui super bienvenido por toda la comunidad de artistas como Akufen, Deadbeat, Mike Shannon y Guillaume Coutu Dumont. Fue una obsesión durante los 4 o 5 años que viví en Canadá, no hacía otra cosa que hacer música. Fue una de las mejores épocas de mi vida, me rodeaba de gente que me enseñó mucho de todo, no solo de música sino de la vida: comida, libros, vino, arte, de todo. Cuando empecé a editar discos y trabajar con Mutek, me pasaba más tiempo viajando a Europa que estando en Canadá. Eso fue lo que nos llevó a migrar a Berlín, a casi todos al mismo tiempo.
Berlín fue consolidarse en lo que uno estaba haciendo. Empezamos desde muy temprano a hacer fiestas en el Club Der Visionaere, tocábamos mucho en Watergate y Panorama Bar. Ahí empecé a sacar música para Cadenza, a ir a Ibiza con Luciano y girar muchísimo por todo el mundo. Estando de gira continuamente no tenés tiempo para nada, así que fui perdiendo un poco el rumbo en cuanto a la producción. Cuando empezó a bajar la espuma en 2015, me alejé un poco de eso para volver a lo que había hecho antes y a reencontrarme con la producción. No han sido fácil esos años porque es una re-adaptación, pero siempre hice esto por la música y no por el éxito. Si bien fueron decisiones duras de tomar, fueron las correctas.
Para los que no conocen… ¿Qué es Loosen Up?
Loosen Up empezó siendo mi fiesta en Club Der Visionaere que comenzó 2009 o 2010. Durante los primeros años era un invitado y yo que tocábamos 15 horas. Era terapéutico, poder tocar lo que no podía poner en otros lugares. Le puse ese nombre porque justamente Loosen Up era para mí relajarse un poco del fin de semana, sin tanta presión ni espuma, algo más personal. Empecé con el sello, hicimos dos discos de pocas copias que se vendieron, y ahora viene el tercer disco que es un proyecto que creamos con Bodeler hace un par de años, en mi estudio en Berlín. Hicimos un track un año, y otro track al año siguiente con un amigo que canta. El remix es de Franco Cinelli. Esperamos que esté en la calle en Julio.
¿Cual fue el feedback de “Ficción futuro”, el último disco de Chic Miniature?
Con Chic Miniature tuvimos muy buena prensa, casi toda hablando de que hace mucho tiempo no se escuchaba un álbum entero que tenga un concepto de principio a fin, un arte acorde, un nombre acorde, y que contara una historia. Con Damian Lazarus tenemos muy buena relación, ya habíamos hecho otro EP llamado Escandalo, que anduvo muy bien en su momento. Así que en cuanto a obra para nosotros fue un proyecto muy lindo. Pero en la cuestión comercial no hubo mucha venta, y en cuestión touring tampoco. Hoy por hoy es muy distinto a lo que era años atrás. Uno hacía un disco, se hacía la promoción, se armaba la gira y se iba a tocar. Ahora parece que todo pasa más por Instagram y Facebook que por lo que uno hace musicalmente.
¿Qué visión tenés sobre la actualidad de la escena de Córdoba?
Creo que en Córdoba hay dos cosas que están pasando en paralelo. Está Ivan Aballay, que está haciendo cosas gigantes y puso a Córdoba en el mapa y en el circuito internacional para muchísimos artistas, y creo que está dando un ejemplo en como producir los eventos. Entiendo que para el artista local tal vez no vea el beneficio, salvo que toque alguna vez. Pero creo que por derrame también genera mucho ruido y hay más propuestas. Yo trabajo con Fruta, Dahaus, que es más mi perfil, eventos más reducidos. Son chicos que siempre me han apoyado y son la única fecha que siempre hago en Córdoba. Hay una camada de artistas muy buena y sobre todo son pibes muy humildes, no tienen esos egos gigantes que por ahí uno ve, que son más instagramers que productores o djs. Veo por ejemplo a Nacho Bolognani, Pedro D’Alessandro, Martin Bellomo, Sauchelli, Magda, May Seguí, Del Boca… Están pasando muchas cosas.
¿Cuál es tu apreciación sobre los nuevos espacios que difunden el formato en vinilo como Hâus Record Store, ?
El disco es cultura, y creo que es un eslabón muy importante dentro de la música electrónica. La disquería es el lugar a donde se juntan todos los djs y productores, un meollo de situaciones en las cuales se comparten un montón de cosas y donde confluyen y convergen muchas personas buscando lo mismo: música. Es muy importante el trabajo que están haciendo en Hâus Record Store, como también LP Records en Córdoba o La Montaña en Rosario. Si bien es un momento muy difícil para Argentina, es muy noble ver que hay gente que dispone su tiempo y su energía para algo que aporta muchísimo. Ver el amor que le ponen genera mucha admiración, por la decisión de ir para adelante con algo que nos ayuda a todos.
Seguí a Ernesto Ferreyra en su cuenta de Instagram.
[infobox title=’Hâus Record Store’]Hâus es una disquería con una amplio espectro de géneros musicales, abarcando desde la música electrónica y sus subgéneros (house, techno, minimal, etc) al dub, soul, funk, rock, disco, jazz y música experimental. Está situada en el shopping Buenos Aires Design -Av Pueyrredon 2501, Recoleta-, y plantea ser un lugar de encuentro para djs y melómanos en búsqueda de música fresca curada por grandes artistas de la escena local.[/infobox]
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Fotos por Ana Iglesias y Daniela Huerta.