Hace tiempo que ya se popularizó el arte de tomar un objeto común y corriente y usarlo como inspiración para un dibujo. Ilustradores como Khiesti o Javier Perez toman desde monedas, flores o comida y con una serie de trazos lo completan, convirtiéndolo en otra cosa.
Algo parecido es lo que hace el ilustrador y filmmaker belga Vincent Bal, que tuvo la excelente idea de jugar con la sombra de una serie de objetos cotidianos para hacer sus dibujos. Es así como un pato de hule se convierte en un ladrón, una cámara de fotos le da la forma al cuerpo de un fotógrafo e incluso la sombra coloreada de un vaso azul se transforma en el mar.
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