Finalmente llegó. Kanye West lanzó hoy su octavo disco de estudio titulado Ye. Y fiel a su estilo, lo presentó junto a su esposa Kim Kardashian frente a amigos y periodistas en un pequeño evento bajo la sombra de las montañas de Wyoming, escenario donde el icónico compositor, rapero y productor produjo por su cuenta y en soledad el álbum de 7 tracks.
Ye se apoya en lo que fue ese proceso, mostrando el paisaje en su artwork y sumando la frase-chiste I hate being bi-polar, it’s awesome (odio ser bi-polar, es increíble), para darnos pinceladas de lo que pasa por su mente, habiendo desaparecido en el último tiempo para volver a re-surgir bombardeando Twitter con reflexiones y dando un polémico apoyo al Presidente de los EEUU, Donald Drumpf. Y como el genio del marketing que es, sacó la foto de la tapa camino a la presentación del disco. Él es así: es Kanye.
Las letras tocan la actualidad, con sutiles referencias a la batalla rap-mediática entre Drake y Pusha-T, pero también derivan en expresiones que parecen salidas directamente de la mente de Kanye, como tantas veces lo hicieron sus tweets. Frases en las lyrics como I don’t take advice from people less successful than me (No acepto sugerencias de personas menos exitosas que yo) o Today I thought about killing you (…) I think about killing myself, and I, I love myself way more than I love you (Hoy pensé en asesinarte … Pienso en suicidarme, pero yo, yo me amo más de lo que te amo) muestran a un Kanye que desnuda sus pensamientos una vez más.
Cargado de samples vocales y explotando al máximo su faceta de productor, el álbum se deja escuchar y motiva al mismo tiempo. Tiene esa cuota de épico otorgada por la construcción narrativa sobre su retiro a la montaña para componer, sumado a una artística sonora impecable. I Thought About Killing You, Wouldn’t Leave y Violent Crimes son claros ejemplos de la producción envolvente que genera West (que nos retrotrae a la que supo crear en temas como Waves y Ultralight Beam). Y de la nada, aparece la voz clara y distintiva de Kanye, como bajando de una cima para predicar.
Kanye West vive en la polémica y en el centro de la escena. Las luces siempre lo apuntan, aún cuando desaparece. Y si bien confunden sus acciones o no parecen seguir algún tipo de coherencia, su música siempre se mantuvo en lo más alto. Por eso, disfrutamos de este disco. Disfrutamos de este Kanye. Gracias por volver.