Nació el 12 de septiembre de 1928, pero eso no quita que Robert Irwin sea uno de los artistas más capaces para la sorpresa y la interacción sensorial con aquello que rodea sus instalaciones. Pocos como él demuestran —como en su última pieza, Light and Space— que el espacio donde se expone es igual de importante para el arte que la propia obra en sí.
“En cierto sentido, lo que ambiciono es hacerte ver mañana un poco más de lo que has visto hoy”. La frase de Robert Irwin sirve para reflejar el porqué de su reciente creación, cuyo subtítulo es la zona donde está insertada, Kraftwerk Berlin: una colosal intervención con la que pretende explorar “la percepción humana”, y que estuvo disponible para visitar hasta el 30 de enero de este 2022.
Brutalismo lumínico en la Kraftwerk Berlin
El artista estadounidense ha planteado una obra completamente llena de aristas, conjugando una experiencia de luz, espacio, forma e intencionalidad. De esa manera, introduce al espectador en la propia razón de ser de Light and Space: una impresionante pared de 16 por 16 metros en la icónica y antigua central eléctrica Kraftwerk Berlin. Con el brutalismo como telón de fondo, se erige en una ciudad conocida por ser centro del histórico Telón de Acero con otra pared, el Muro de Berlín, cuya diferencia principal es, claro, que este no emitía ningún tipo de luminiscencia.
La ubicación lo significaba todo, ya que, al adentrarse en el emplazamiento, Irwin quedó deslumbrado por la escala y el poder dramático de la sala superior de turbinas. “Empiezas con el sitio y sus características, y tratas de combinarlas para mejorar la experiencia”,explica el californiano sobre la fábrica. Sita en la frontera de los barrios de Kreuzberg y Mitte, se usó para dar energía a todo Berlín Este: se encontraba muy próxima al Muro y a otros puntos cruciales del urbanismo de la capital alemana como Checkpoint Charlie y la Puerta de Brandenburgo.
Robert Irwin: entre luces y espacios
Light and Space (Kraftwerk Berlin) resalta en sí misma gracias a varios aspectos. No solo destaca por su tamaño, sino que juega con el color de sus neones —blanco fluorescente por un lado y azul cobalto por el otro— y actúa como pantalla ante el brutalismo que la rodea: un complejo laberinto industrial de varios niveles dominado por pilares, vigas, pasarelas de acero suspendidas, techos y pisos de hormigón armado con barandas de metal, tuberías y conductos eléctricos. Un entramado perfecto donde, literal y figuradamente, la pieza brilla.
Una instalación que fue concebida específicamente para dicho lugar, continuando la serie Light and Space que Irwin comenzó hace casi 15 años. Además, esta última se ha convertido en la obra más grande que el artista haya exhibido nunca en Europa.El conjunto, que se inició como un diálogo entre el estadounidense con la fundación de arte berlinesa LAS (Light Art Space), sigue la idea de un movimiento artístico originado en la década de 1960 en el sur de California que se llamaba, precisamente, Light and Space y que tenía como concepto principal que la percepción misma era el medio para el arte.
En este enlace puedes ver el artículo de otra instalación de luz y sonido en Kraftwerk Berlin