Dos materiales improbables se combinan a la perfección en la obra de la artista lituana Severija Incirauskaite-Kriauneviciene, que usa objetos antiguos de metal como soporte para sus bordados.
Realizando pequeños agujeros en formato de malla, por donde después pasa sus hilos de colores, esta artista resignifica piezas que ya tienen su propia historia dándole un toque de suavidad, generalmente con elementos orgánicos como sus delicadas tramas de flores.