El trabajo de el artista israelí Daniel Rozin arrancó a exhibirse allá por 1997, con especial énfasis en el área de arte digital interactivo. Básicamente, su intención es lograr que sus instalaciones y esculturas tengan la particularidad única de cambiar y responder a la presencia y punto de vista del espectador.
Esto es muy evidente en su serie “Mirrors”, en la que con diferentes elementos como madera, basura, pompones y hasta pequeños muñecos de peluche, logra crear estos espejos análogos en los que, captando al espectador con cámaras y sensores de movimiento, logra reflejarlo mediante el uso de cientos de motores que van modificando el gradiente de los elementos que componen al espejo.
El trabajo es sencillamente asombroso. No se lo pierdan.