Los restos de un árbol no necesariamente son desperdicios, y sino preguntares a los diseñadores del estudio Hilla Shamia Design Studio de Tel Aviv, que tuvieron la genial idea de tomar esas piezas que nadie quería, ponerlas en un molde y rellenarlo las grietas con aluminio fundido.
A la hora de unir los dos materiales, el calor del metal genera que el tronco se chamusque y que entre las dos piezas quede una línea de carbón que actúa como una unión entre dos mundos.
Los resultados son piezas bellísimas que más de uno (obviamente nos incluimos) querríamos para casa.