MUELA, cerámica utilitaria de artista

Mora nació, estudió y vive en La Plata. Egresada del Bachillerato de Bellas Artes, donde se formó en diferentes disciplinas artísticas como la escultura, el dibujo, la pintura y el grabado, le siguió una carrera de Letras en paralelo con otra de Danza Contemporánea. Ecléctico pero equilibrado, nos cuenta que para ella siempre fue clave encontrar un equilibrio entre esas tres ramas que siempre consideró complementarias y necesarias: una parte relacionada al movimiento desde lo físico, otra parte que involucraba el pensamiento abstracto y una tercera que contemple el arte plástico o musical. Es ella quien está detrás de las piezas ilustradas de MUELA, una firma que combina cerámica con ilustración en una forma completamente original. Hoy la conocemos un poco mejor en 5 preguntas.

Sos ilustradora pero en MUELA te volcaste a la cerámica. ¿Por qué elegiste ese material?

Siempre me interesó explorar diferentes técnicas, ya que los materiales te llevan a cosas muy diferentes según sus propiedades. Sigo haciendo cosas sobre papel, sobre todo tinta china y acrílicos, pero cuando empecé a trabajar con cerámica me fascinó la idea de llevar ese arte a objetos que después tendrían otra utilidad. Un poco en la tradición de la Bauhaus, que proponía una fusión entre artes y oficios. Y la cerámica tiene un componente que es muy mágico que es el fuego o la horneada, donde los pigmentos y esmaltes adquieren nuevas texturas y color. En eso me recordaba a los procesos de la fotografía analógica, que siempre me gustó mucho también: hay un momento del revelado donde se descubre el resultado y siempre tiene una cuota de sorpresa, de descubrimiento.

¿Con que desafíos y dificultades te encontraste a la hora de dibujar en cerámica?

Yo estaba acostumbrada a trabajar sobre papel, que es un soporte muy amable porque es cómodo para apoyar en una mesa, liso, con mucha fluidez. Cuando trabajás sobre una pieza, ya sea en estado de cuero (se llama así antes de la primer horneada) o cuando esta bizcochada (esto es cuando ya pasó por el horno una vez) te encontrás con una superficie más áspera, vulnerable al agua o muy absorbente, y con ciertas formas a las que son más dificil acceder. Unas paredes cóncavas, no sabés donde apoyar la mano para conseguir estabilidad, etc: ese tipo de cosas. Y tenés que ir conociendo los materiales también, los pigmentos que son una especie de acuarelas que funcionan por superposición de capas, con mayor o menor concentración de materia; los óxidos que reaccionan locamente dentro del horno y pueden contagiar otras piezas, los esmaltes que se traslucen o cubren todo. Hay un montón de variantes y eso está buenísimo, porque todo el tiempo podés experimentar para lograr nuevos resultados.

La mayoría de tus ilustraciones son animales son animales pero tiran mas a un estilo dark que al naif que suelen encontrarse en este tipo de productos. ¿De donde sacás la inspiración?

No sé muy bien de dónde surge eso. Los animales siempre me gustaron, y me gusta cuando funcionan como símbolos (como podría pasar en un horóscopo o un escudo de armas). También cuando adquieren características antropomórficas, un imaginario más ligado la mitología o a universos fantásticos, animales inventados, con muchos ojos, mezcla de unos y otros. El imaginario de las religiones también, todo lo simbólico de eso, un poco así voy formando la imagen de Muela. Una vez hice una serie que eran aves desmembrando personas, ahí sí me había puesto medio dark! (risas). Pero en general lo pienso más desde lo místico.

Además de dibujar, haces diferentes piezas, algunas decorativas y otras mas funcionales. ¿Cómo es tu proceso de trabajo? ¿Cómo hacés para decidir qué sigue?

Bueno en principio los platos eran mi soporte favorito para dibujar, ahí podía desarrollar una imagen con comodidad y resultaba una pieza funcional. Pero cuando estas trabajando arcilla es inevitable ir explorando diferentes formas. Yo utilizo tres técnicas para hacer las piezas de Muela: algunas por modelado, otras con el torno, y otras donde fabrico moldes de yeso y las hago por colada. Entonces voy alternando entre las distintas posibilidades, algunas me sirven para explayarme más desde la ilustración, y otras donde busco más por el lado de la forma. La idea es que siempre vaya variando, todas las piezas son diferentes entre sí y ese carácter de unicidad me encanta en los objetos.

En tu trabajo nos encontramos con algo que llamas “piezas utilitarias en cerámica”, algo que habla de que no solo sean simplemente un adorno sino parte activa de nuestra vida cotidiana. ¿Cómo fue el proceso que te llevó a crear este tipo de productos?

Con esto volvemos a la Bauhaus, y a encontrar esa inclusión del arte a nuestra vida cotidiana. Muchas veces hago platos ilustrados y la gente me dice que los cuelga, eso me parece perfecto, pero también está buenísimo cuando los usan para desayunar o comer una fruta. Los utilitarios son creo las primeras cosas que uno aprende en cerámica, hay técnicas ancestrales de construcción de ollas de barro y cuencos, piezas que podés ver en museos de civilizaciones anteriores como vasijas decoradas o esculpidas. ¡Eso me parece hermoso! por eso cuando empecé a comer en piezas hechas artesanalmente dije “esto es increíble, todo el mundo tiene que experimentar esta sensación”. Hay algo que es meramente sensorial, experiencial, un vínculo con el objeto que contiene nuestro alimento y que queda muy difuso cuando usamos platos de factura industrial. En general en cualquier práctica u objeto donde se pueda apreciar una huella humana hay, para mí, muchísima mayor calidez. Como una comida hecha por alguien querido, contra una comprada en el supermercado. 

Ph. por Julissa Erretegui

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