Si me conocen un poquito, si hace tiempo que vienen siguiendo las notas de moda en el sitio, saben que soy una firme defensora de Hedi Slimane como director creativo de la histórica Yves Saint Laurent, actual Saint Laurent por decisión del diseñador. Aprobamos el cambio de logo, con una estética minimalista y una intención de modernizar la casa. Lo banqué en su primera presentación, con una estética boho chic que inyectó a la marca con una frescura juvenil que venía haciéndole falta hace rato. Lo aplaudí cuando el mundo de la moda lo cuestionaba por convocar a personajes del ambiente pop como Marylin Manson o Courtney Love para protagonizar la campaña de su ya polémica segunda colección, con guiños al grunge, medias de red y poca tradición.
En esta presentación, me bajo del barco. Hedi Slimane presentó su colección para la Primavera Verano 2014 en el Paris Fashion Week, con una pasarela que mezcló desordenadamente prendas que hacen referencia a los íconos de la casa, como reversiones de Le Smoking y esa ambivalencia entre lo femenino y lo masculino con una serie de tops y faldas con estampas a rayas, animal print y símil fuego que parecen descartes de una colección poco feliz de Donatella Versace.
Hubo destellos de caminos por los que el diseñador podría haber transitado. Un vestido azul Klein con tul y recortes asimétricos, esas estampas de finas bocas que recorrieron vestidos anudados a la cintura, incluso esas faldas de cuero que seguramente se vendan como pan caliente y los hombros exagerados en vestidos de cocktail.
Claramente sabe lo que hace, porque sus prendas se venden como nunca en los numerosos locales que llevan la marca alrededor del mundo. Pero ciertamente lo comercial le ganó a lograr una colección equilibrada en la pasarela, que genere un diálogo, que dispare ideas… al final ¿no están para eso los desfiles?
Siempre criticamos el exceso de conceptualidad y la falta de una bajada comercial a marcas que constantemente presentan propuestas con mucho vuelo. En este caso, Slimane nos obliga a ir hacia el otro lado y rogarle que vuelva a la pasarela, a lo conceptual, a un diálogo que vaya más allá de vender prendas a montones. Hasta entonces nos vamos a cambiar de bando, para el lado de los que le reclaman a lo Bambino Pons “Para qué te traje?!”