Cornellà de Llobregat, en Barcelona, alberga el edificio residencial de estructura de madera más grande de España. Un proyecto de Peris+Toral Arquitectes, para cuya construcción se han utilizado 8.300 m2 de madera KM0 procedente de los bosques del País Vasco.
Adjudicado en 2017 tras un concurso de ideas licitado por AMB e impulsado por la entidad pública IMPSOL, el proyecto interviene en un solar hasta entonces ocupado por el emblemático cine Pisa. El que era un espacio de ocio alberga ahora un edificio residencial aislado, cuya estructura de madera se apoya sobre una planta baja de hormigón armado que alberga uso comercial y de equipamiento público.
Una gran matriz de habitaciones comunicantes
Con 85 viviendas sociales distribuidas en 5 alturas, el edificio se diseña como una matriz de habitaciones comunicantes construida en torno a dos ejes. El primero, la eliminación de pasillos, tanto públicos como privados, para garantizar el máximo aprovechamiento en planta. El segundo, el uso de la madera en favor de las posibilidades de industrialización del edificio, la mejora de la calidad de la construcción y una notable reducción de los plazos de ejecución y las emisiones de C02.
Una pequeña plaza para la comunidad
El proyecto se organiza en torno a un patio que articula una secuencia de espacios intermedios. Se trata de una pequeña plaza para la comunidad, a la que se accede a través de un pórtico abierto en planta baja a la ciudad. Anticipa la puerta del edificio y filtra la relación entre el espacio público y el patio comunitario. En lugar de entrar directa e independientemente desde la fachada exterior a cada vestíbulo del edificio, los cuatro núcleos de comunicación vertical se sitúan en las cuatro esquinas del patio. «De esta forma, todos los vecinos confluyen y se encuentran en el patio-plaza», explican desde Peris+Toral Arquitectes.
Secuencia espacial
En cada planta, el acceso a las viviendas se produce a través de las terrazas privadas que dibujan la corona de espacios exteriores que dan al patio. 114 espacios por planta y 543 en el edificio dibujan la matriz de habitaciones comunicantes que dan forma al edificio. Mientras que los espacios servidores se disponen en el anillo central, el resto de habitaciones, de uso y tamaño indiferenciado (aproximadamente 13 m2), discurren en fachada y acogen distintos modos de habitar. Corona la secuencia espacial, de estancias interconectadas por grandes aberturas, permeables al aire, la mirada y el paso, una terraza en la corona exterior.
Ventilación cruzada y doble orientación
Divididas en cuatro grupos, las 85 viviendas se distribuyen en 18 por planta. Para lograr que las tipologías cuenten con ventilación cruzada y doble orientación, alrededor del núcleo se articulan cuatro o cinco viviendas. Cada una de ellas consta de cinco o seis módulos, según sean de dos o tres habitaciones.
La cocina, abierta e inclusiva
Situada en la habitación central, la cocina se concibe como un espacio abierto e inclusivo, que actúa como pieza distribuidora y sustituye a los tradicionales pasillos. Al mismo tiempo, permite visibilizar el trabajo doméstico y evitar roles de género.
Flexibilidad funcional
Además de ofrecer una flexibilidad basada en la ambigüedad de uso y la indeterminación funcional, la dimensión de las habitaciones permite una crujía estructural óptima para la estructura de madera. Al tratarse de viviendas sociales, y para lograr la viabilidad económica, se ha optimizado el volumen de madera necesario por metro cuadrado de construcción hasta los 0,24 m3 por metros cuadrados de superficie construida.
(vía) Texto por Laura Novo Muñoz | Fotografía: José Hevia