¿A qué lugar llevarías a pasear a un amigo?
Esta semana la gente de Chevrolet se nos acercó con esta inquietud, a partir del lanzamiento de su nueva SUV, la Chevrolet Tracker. Una linda coincidencia, porque cuando a principio de año nos tocó cambiar el auto lo hicimos por esta nueva propuesta de la marca, una decisión que resultó facilísima cuando nos encontramos con una SUV compacta, con líneas modernas y todos los chiches que no podíamos dejar de tener. El diseño es fabuloso, tiene el manejo de un auto, cuando en realidad es una camioneta, resulta súper funcional y, sobre todo, tiene todas las medidas de seguridad que buscábamos.
Para salir a pasear, entonces, decidimos subirnos a la Chevrolet Tracker hacer un par de kilómetros que bien valen la pena. Maschwitz, y en particular el ya famoso Mercado de Maschwitz son una gran alternativa para los que están cansados de dar siempre la misma vuelta por Palermo y sus aledaños, un lugar genial para encontrar objetos de decoración, algo rico para comer a la hora del té y escaparse un poco de la ciudad el fin de semana.
Las coordenadas son simples: kilómetro 43,5 del ramal Escobar de la Panamericana, bajando de la autopista hacia la colectora y haciendo dos cuadras hacia atrás llegamos a la diagonal Mendoza, por donde hacés dos cuadras hacia la izquierda y llegás a destino. La primera escala es en el Mercado de Maschwitz, donde nos encontramos con Christen, una casa de decoración que vende muebles reciclados y objetos recuperados. Todo tiene una estética marcadamente retro, tirando más a lo industrial, y podés encontrar desde viejas lámparas de pie, de esas que se usaban para iluminar en teatros, pasando por vajilla enlozada, muebles realizados con materiales de demolición reciclados y muchos carteles con viejas publicidades de marcas nacionales.
Si recorrés el lugar vas a poder ver que hay miles de negocios para visitar. Está la galería de arte de Milo Lockett, una casa de tatuajes tradicionales llamada Black Kat Tattoo, que tiene una estética muy interesante, una tienda de insumos para Scrap-Booking, y varios restaurants para comer algo rico.
Nuestro preferido para la hora del té es Lulú Café, el rincón creado por Luciana Cichero en el corazón del mercado, ambientado como si fuera el living de una casa, donde podés sentarte a tomar un café, comer una rica torta y ver la vida pasar sin apuro.
Saliendo un poco del circuito, a un par de cuadras de esta zona nos encontramos con Die Ecke Universal Market, una casa devenida en pulpería y algo más, en la esquina de Ituzaingó y Santa Fé. Acá no sólo se puede almorzar o tomar el té en “Casa Linda”, el deli del lugar, sino que en cada uno de los ambientes podés ubicar diferentes objetos de decoración para el hogar. Muebles, velas, vajilla de vidrio, loza y cerámica y objetos de iluminación, todo con un toque único, se encuentran en este mercado universal.
Si estás con un poco más de tiempo y tenés ganas de ir por algo de verde, ya emprendé la vuelta haciendo un par de kilómetros más por la colectora de la Panamericana, hasta unos metros antes de la calle La Bota, para llegar a nuestro vivero favorito. Creemos que no tiene nombre, y no vas a ver un cartel en la puerta para identificarlo sino un gran portón de reja verde y una multitud de autos estacionados, sobre todo si pasás el fin de semana. Estás en el lugar indicado. Lo atiende una familia súper simpática que va a saber recomendarte los mejores cuidados para las plantas que quieras llevarte, hay desde árboles hasta cactus y suculentas, y siempre vas a encontrar las mejores plantas para la huerta, ya sea de jardín o de maceta en departamento.
Nosotros aprovechamos el cambio de temporada e hicimos compra de plantas de hojas verdes: rúcula, radicheta, lechugas, apio y perejil se vinieron con nosotros en el gran baúl de la SUV, acompañados por un par de cactus para seguir sumando a las macetas, y bolsas de tierra negra para rellenar. Velocidad crucero, un poco de música conectada vía MyLink por Bluetooth y ya pegamos la vuelta a casa, siempre pensando en la próxima aventura.