A diferencia de las películas, cuando las actrices y cantantes famosas deciden dedicarse al diseño rara vez hay finales felices. Imposible olvidar la desastrosa línea que Ungaro sacó en colaboración con Lindsay Lohan, e incluso Sarah Jessica Parker, eximia fashionista, no pudo levantar vuelo cuando estuvo al frente de Halston. Varias siguen en camino con firmas de relativo éxito que aún hoy no terminan de ser consideradas grandes marcas, como L.A.M.B de Gwen Stefani o la línea de Jessica Simpson, e incluso Nicole Richie con House of Harlow.
A pesar de los antecedentes las famosas se siguen arriesgando, tal vez por esos dos nombres que se llevan todos los premios y lograron en este New York Fashion Week consagrarse finalmente como casas de moda tan hechas y derechas que uno casi se olvida que sus creadoras no son del palo. Victoria Beckham, con la marca que lleva su nombre y Mary-Kate y Ashley Olsen de la mano de The Row mostraron para la primavera verano 2014 en las pasarelas de la gran manzana dos colecciones que parten del minimalismo, los básicos y la elección de una figura para la mujer (realzando las curvas para la primera, y fluida para la segunda) y construyen con diversas influencias una identidad inconfundible.
Victoria Beckham arrancó hace ya 5 años con una propuesta de minivestidos y siluetas que contorneaban el cuerpo, una forma que fue lentamente mutando y, temporada a temporada, alejándose de la piel para llegar en esta primavera a una colección con líneas más masculinas. Abrigos con mangas redondeadas, túnicas línea A y pantalones al tobillo hacen que la mujer Beckham de hoy se vea muy diferente de esa femme fatale de los inicios de la firma. Lo que se mantiene imperturbable es la caldiad, los cortes clásicos y esa elegancia característica que Victoria supo darle a su marca.
Para esta temporada las gemelas Olsen se inspiraron en el medio oriente, tomando referencias de diferentes viajes que hicieron por India, Arabia, el norte de África e incluso algunos toques de Rusia, integrándolo en lo que consideran es la “verdadera cultura americana”, una conjunción de diferentes culturas colonizadoras en una sola identidad. Todo resulta en una colección ecléctica que mezcla estampas con looks monocromos, texturas artesanales y una construcción de las prendas que no envidia a las casas de alta costura. El detalle está en los zapatos: simples mocasines hechos a mano por el zapatero italiano Enzo Bonafè, que serán ofrecidos en ediciones limitadas y no queremos imaginar a qué precios.
Beckham y las Olsen son la prueba viviente de que se puede hacer todo. ¿Su secreto? Un trabajo tan arduo, consistente y con grandes equipos que espantaría a más de una, y algo que deberían tener bien presente estas starlets hollywoodenses con aspiraciones fashionistas: saber comprar ropa y combinarla bien no significa que pueden diseñarla.
